La agricultura regenerativa se posiciona como una alternativa concreta para responder a los desafíos ambientales que enfrenta el campo colombiano. En un contexto marcado por la degradación de suelos, la escasez de agua y la creciente variabilidad climática, esta práctica comienza a consolidarse como una solución integral y sostenible.
Según un estudio de la Universidad de Antioquia, esta estrategia propone una “planificación consciente de la producción de alimentos, basada en patrones naturales en lugar de imponer patrones industriales”, lo cual marca una diferencia frente a los modelos tradicionales.
El enfoque regenerativo parte de una premisa fundamental: los suelos no son solo un soporte físico, sino ecosistemas vivos que cumplen funciones críticas para el equilibrio agroambiental. La investigación destaca que suelos sanos son esenciales para conservar la biodiversidad, regular la calidad y disponibilidad del agua, controlar plagas y enfermedades, mitigar la erosión y actuar como sumideros de carbono.
Por su parte, la empresa agrícola Syngenta ha señalado que este tipo de agricultura promueve una producción más eficiente, con menor dependencia de insumos externos, gracias a una gestión enfocada en la salud del suelo. En ese sentido, resalta el impacto positivo de una mayor biodiversidad microbiana, que mejora la fertilidad, la resiliencia hídrica y la productividad de los cultivos.
Frente a la escasez de agua, una de las principales problemáticas del agro nacional, las prácticas regenerativas han mostrado resultados favorables. Entre ellas se encuentran el uso de bioestimulantes, la aplicación de microorganismos beneficiosos, ácidos húmicos y micorrizas. Estas últimas, al formar una simbiosis con las raíces, pueden aumentar hasta 40 veces la capacidad de absorción de agua y nutrientes en comparación con suelos que no las tienen.
Además, el uso de herramientas digitales, como sensores de monitoreo e inteligencia artificial, permite medir en tiempo real la humedad del suelo y la eficiencia en el riego, optimizando el uso del recurso hídrico.
En términos ambientales, la agricultura regenerativa también representa una herramienta de mitigación frente al cambio climático, al favorecer la captura de carbono y reducir el uso de agroquímicos.
Sin embargo, la Universidad de Antioquia advierte que para consolidar esta transición es necesario articular esfuerzos desde lo social y lo técnico, con prácticas agrícolas responsables y sostenibles.
En medio de un panorama caracterizado por sequías, incendios forestales y presión sobre los ecosistemas, el avance de la agricultura regenerativa abre nuevas posibilidades para la sostenibilidad del campo colombiano, la seguridad alimentaria y la adaptación al cambio climático.
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