Un estudio de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín demostró que la cáscara de la pitahaya amarilla puede transformarse en un nuevo ingrediente para la industria alimentaria y de suplementos. La investigación, liderada por Alejandra Mesa González, magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos, propone una alternativa que responde a la creciente demanda de productos naturales y al aprovechamiento de residuos frutales.
La cáscara, que representa cerca del 30 % del peso total del fruto, concentra compuestos con propiedades antioxidantes y un alto contenido de fibra dietaria. Su transformación en harina se logró a través de dos métodos de secado: convectivo y por ventana refractiva. Este último conservó más antioxidantes y permitió obtener una textura más fina, ideal para su uso en suplementos o alimentos funcionales.
El análisis final mostró que la harina contiene alrededor de 64 gramos de fibra por cada 100 gramos de producto seco, superando los mínimos internacionales establecidos para considerarse una fuente de fibra. Además, sus características físicas facilitan su incorporación en tabletas, cápsulas o mezclas alimenticias.
El estudio destaca también el potencial de la pitahaya como cultivo resistente a altas temperaturas y sequías, condiciones que la posicionan como una opción viable ante el cambio climático. En Colombia, la producción se concentra principalmente en Magdalena, Tolima y Huila, regiones desde donde se exportaron 470 toneladas en 2022, según el DANE.
La investigación confirma que, con técnicas de procesamiento adecuadas, es posible convertir residuos agrícolas en insumos de valor para la industria y contribuir al desarrollo de una producción más sostenible.




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