Por Luisa Rojas | 07 de junio de 2024
Un grupo de científicos del Instituto de Agricultura Urbana (IUA), han logrado cultivar arroz en el desierto de Hotan, en Xinjiang, al noroeste de China, un área conocida por sus condiciones áridas e inhóspitas.
Mediante el uso de invernaderos y tecnologías avanzadas, los científicos han reducido el ciclo de crecimiento del arroz a solo dos meses. «El arroz se cultiva en marcos de tres capas junto con un control ambiental precisó en invernaderos domésticos, en lugar de métodos convencionales», explicó Yang Qichang, científico jefe de IUA.
Este avance se basa en logros anteriores en una fábrica de plantas en Chengdu, Sichuan, donde el equipo de Yang redujo a la mitad el período de crecimiento en 2021. El entorno desértico de Hotan presentó un desafío mayor, pero también una oportunidad para demostrar que la tecnología puede superar condiciones climáticas adversas.
Shi Dawei, investigador asistente del IUA, señaló que «al aprovechar las ventajas del clima desértico, como los abundantes recursos de luz y calor, el potencial para la agricultura protegida se vuelve cada vez más prometedor, allanando el camino para la producción de alimentos sostenibles en Xinjiang».
La implementación de tecnologías de eficiencia energética en los invernaderos de Hotan ha reducido significativamente los costos operativos en comparación con los invernaderos convencionales. Yang destacó que «el costo de construcción de los invernaderos domésticos que ahorran energía es de 350 yuanes (alrededor de 45 euros) por metro cuadrado, aproximadamente un tercio del costo de los invernaderos holandeses».
Estos invernaderos no solo son más económicos de construir, sino que también presentan menores costos de operación, siendo alrededor del 25% de los costos de los invernaderos holandeses. En el futuro, el uso de energía verde, mecanización e inteligencia artificial podría reducir aún más estos costos, haciendo que los invernaderos domésticos sean altamente competitivos a nivel internacional.
Con una población de 1.400 millones de personas, el desafío alimentario es uno de los principales retos de China. Esta innovadora metodología podría ser aplicada en otras regiones con condiciones climáticas adversas, promoviendo la producción de alimentos sostenibles en áreas desérticas.




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