En busca de una mayor rentabilidad y aprovechamiento del agua, los agricultores han comenzado a ajustar las técnicas de riego en sus cultivos. A pesar de que el riego por goteo con emisores separados entre 20 y 30 cm es una práctica común, estudios recientes indican que no existe un tamaño único que funcione para todos los cultivos. Cada tipo de planta tiene necesidades específicas de agua, y adaptar la distancia entre los emisores puede mejorar significativamente los resultados.
Por ejemplo, cultivos con áreas radiculares pequeñas, como cebollas, zanahorias, fresas, apio, ajo y lechuga, requieren un ajuste en el riego, usando cinta de goteo con emisores espaciados a 15 cm o menos. Este sistema permite que el agua cubra rápidamente toda el área, favoreciendo la germinación de semillas y reduciendo el drenaje profundo, lo que optimiza el uso del agua.
El tipo de suelo también influye en la elección del espaciado y el caudal de los emisores. En suelos arcillosos, el agua se distribuye de manera superficial, mientras que en suelos arenosos se infiltra más profundamente. Estos detalles son esenciales para elegir el mejor sistema de riego y asegurar que se utilice de manera eficiente, reduciendo el desperdicio de agua y mejorando el rendimiento del cultivo.
Adolfo Levin, Jefe Global de Agronomía de Rivulis, asegura que «reducir la distancia entre emisores no solo mejora la distribución del agua, sino que también optimiza el uso de fertilizantes, contribuyendo a una producción más eficiente y rentable».
Este tipo de ajustes, adaptados a las necesidades de cada cultivo y suelo, marcan la diferencia entre una cosecha exitosa y una con bajos rendimientos. En definitiva, la innovación en las técnicas de riego es una herramienta clave para los agricultores que buscan maximizar la rentabilidad y sostenibilidad de sus cultivos.
Tomado de Agronegocios




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