La agricultura regenerativa se perfila como una solución sostenible que integra productividad y cuidado del medioambiente, un enfoque clave para los desafíos del sector agropecuario colombiano. Este modelo propone prácticas que no solo buscan obtener mayores rendimientos en los cultivos, sino también revitalizar los suelos, restaurar ecosistemas degradados y garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo.
Entre las principales estrategias de la agricultura regenerativa se encuentran la rotación de cultivos, el uso de abonos orgánicos, la siembra directa y la incorporación de árboles en los terrenos agrícolas. Estas prácticas permiten reducir la dependencia de agroquímicos, mejorar la fertilidad del suelo y promover un balance ecológico que favorece tanto a los productores como a los consumidores.
El auge de esta tendencia en Colombia responde a la urgencia de enfrentar problemáticas como la degradación del suelo, el cambio climático y la presión sobre los recursos naturales. A través de la implementación de modelos regenerativos, el país tiene la posibilidad de alcanzar un agro más resiliente, capaz de adaptarse a los cambios climáticos y de ofrecer productos de alta calidad con menor impacto ambiental.
Expertos en sostenibilidad destacan que esta transición requiere el apoyo de políticas públicas, incentivos económicos y capacitación técnica para los agricultores. Solo así podrá consolidarse un modelo que no solo sea rentable, sino también respetuoso con el medio ambiente y comprometido con las futuras generaciones.
La agricultura regenerativa no es solo una tendencia, sino una necesidad urgente para garantizar un equilibrio entre la productividad del campo y la preservación de los recursos naturales. Un modelo que promete transformar el agro colombiano de forma sostenible y resiliente.
Tomado de Portafolio.




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